Opinión
Publicado el octubre 4, 2021 | 8:31 pm

Un país consternado por una tragedia que se repite

El 31 de marzo de este año la sociedad dominicana amaneció conmocionada con la noticia de que dos pastores habían sido asesinados por miembros de la Policía Nacional. Se trataba de Joel Díaz y Elizabeth Muñoz, una pareja de esposos que regresaba a Santo Domingo, luego de realizar un culto evangélico y fueron sorprendidos por una patrulla de la uniformada quienes sin mediar palabras la emprendieron a tiros, contra el vehículo en el que transitaban los religiosos, en la autopista Duarte a la altura de Villa Altagracia.

La conmoción fue tanta que el presidente de la República Luis Abinader, tenía prevista una rueda de prensa para dar detalles sobre la recuperación económica y tuvo que cambiar el discurso para referirse al acribillamiento de Joel y Elizabeth.

Familiares y amigos dan último a dios a Eliza y Joel, asesinados por una patrulla de la Policía Nacional

El presidente visiblemente afectado en tono enérgico aseguró lo siguiente: “esta triste noticia me reafirma, aún más, mi compromiso irrenunciable a una reforma policial que sea integral, que se rija por protocolos éticos y que la lleve a ser un cuerpo que cuide y proteja a todos los ciudadanos dominicanos”, mientras daba con los muños sobre el pódium para darle mayor fuerza al mensaje.

Siete meses después, el domingo 3 de octubre, el país volvió amanecer conmocionado por la noticia de que una joven de nombre Leslie Rosado, de 36 años de edad y en estado de gestación había sido asesinada, en presencia de su hija de 16 años, por el cabo de la Policía Nacional Janli Disla Batista, en el municipio de Boca Chica.

Como es normal en este tipo de hechos las hipótesis no se hicieron esperar, mientras el país incrédulo a la noticia esperaba la versión oficial de la institución del orden público.

Pero cuando esa versión llegó, causó más indignación en la población ya que nadie cree en el informe de la Policía Nacional, incluso, el Ministerio Publicó dudó de dicho relato informando al país que manejaba otra hipótesis.

Según el informe policial, Janli Disla, cabo de la uniformaba, se desplazaba por el municipio de Boca Chica, en una motocicleta junto a su esposa y dos hijos, cuando supuestamente fue impactado por Leslie Rosado, quien transitaba en yipeta Mercedes Benz. Disla contó a la Policía, que Rosado había emprendido la huida, dejándolo en el pavimento junto a su familia.

Janli Disla, cabo de la Policía Nacional quien asesinó de un disparo en la cabeza a Leslie Rosado Marte

Esto provocó que Disla iniciara una persecución para lograr alcanzar a Rosado y cuando pudo hacerlo le golpeó el cristal para que lo bajara con la pistola y es entonces donde por error se le zafa un tiro que fue directo a la cabeza de la mujer mujer perdiendo la vida de forma casi instantánea. Según la versión oficial.

Otro elemento que llama la atención es que la Policía dice que el cabo solo habría disparo una sola vez, pero según el fiscal de Santo Domingo Este, Milcíades Guzmán quien tiene a su cargo la investigación, el vehículo tiene varios impactos de bala y agrega que fue un asesinato voluntario.

Si estas informaciones se confirman entonces definidamente estaríamos frente a un caso que más que rebozar la copa, rebosó la botella completa.

Desde hace mucho tiempo cada vez que sucede casos como estos, todos hablamos de una reforma a la Policía Nacional porque está tocando fondo. Yo creo todo lo contrario, la Policía tocó fondo hace años y actualmente no hay palabra que pueda describir el descalabro de esa institución.

La Policía Nacional no hay que reformarla, hay que volver a fundarla desde cero para acabar y borrar por completo la institución actual.

Por Kelvin de la Cruz