Opinión
Publicado el enero 17, 2021 | 5:55 pm

Sábados y domingos: los días perdidos por toque de queda.

Los últimos diez meses han sido de los peores que haya vivido la humanidad. Desde el mes de marzo del 2020, el mundo se paralizó de golpe y República Dominicana no ha sido la excepción. La llegada el coronavirus ha impuesto un cambio de vida difícil para todos y aunque llevamos meses en esto, aún no nos acostumbramos. Una de las medidas que se ha tomado para controlar la pandemia es limitar algunas libertades constitucionales a través del estado de emergencia como por ejemplo la libre circulación, de reunión o simplemente visitar un parque.

Hace tres semanas las autoridades dominicanas ante el avance del coronavirus, en los últimos días de diciembre del pasado año, decidieron endurecer el confinamiento estableciendo un toque de queda sábados y domingo a partir de las 12 del día. Luego se flexibilizó dando tres horas de gracia para la libre circulación, pero el malestar es prácticamente el mismo para quienes trabajan de lunes a viernes y solo tienen sábado y domingo para hacer diligencias como es normal.

Pero esta situación de un toque de queda a las 12 del medio día los fines de semana le ha puesto la vida más complicada ya que muchas empresas, como por ejemplo, el sector bancario, decidió no abrir sus puertas sábados y domingos porque no tenía sentido y con justa razón. Otras han hecho lo mismo.

Con esta medida los que trabajamos de sol a sol de lunes a viernes y solo podemos realizar nuestras diligencias los fines de semana precitamente nos quedamos sin opción de poder resolverlas. Por ejemplo, ir a un supermercado, una tienda o cualquier otro comercio es sálvese quien pueda. Allí las aglomeraciones están a la orden del día.

Creo que las autoridades deben revisar estas medidas y que el toque de queda los fines de semana inicie a las 5 de la tarde. No lo estamos pidiendo para salir a beber o hacer fiestas, solo queremos poder hacer nuestra vida cotidiana hasta donde el COVID-19 nos lo permita.

Por Kelvin de la Cruz