La presidenta de Harvard, Claudine Gay, anunció su renuncia el martes en medio de crecientes acusaciones de plagio en su tesis doctoral y artículos de revistas. Estas acusaciones, provenientes principalmente de opositores políticos liderados por conservadores, se sumaron a la controversia sobre su testimonio ante el Congreso sobre antisemitismo en el campus.
Aunque las acusaciones de plagio no surgieron de sus colegas académicos, sino de oponentes políticos, la renuncia de Gay ha elevado la amenaza de descubrir plagio como una nueva arma en los ataques conservadores a la educación superior. Siendo este un tema muy polémico en la política moderna en Estados Unidos.
De acuerdo a las personas que la apoyan, la campaña en contra de Gay, liderada por activistas conservadores como Christopher Rufo, busca remodelar la educación superior, centrando su crítica en la diversidad, equidad e inclusión. Todos temas que parecen estar en el ojo del huracán en la política del país.
La salida de Gay, la primera presidenta negra de Harvard, se produce tras semanas de intensa presión política. Christopher Rufo, quien lideró el esfuerzo, la celebró como una victoria en su campaña contra las instituciones elitistas. La acusación de plagio se convirtió en un instrumento para desacreditar a Gay y poner su carrera bajo un escrutinio intenso.
Según varios medios, la campaña también forma parte de un esfuerzo más amplio de la derecha para remodelar la educación superior, cuestionando la permanencia, la financiación y las iniciativas que buscan hacer que las universidades sean más inclusivas. El enfoque conservador busca limitar las discusiones sobre raza y género en las aulas y combatir lo que perciben como una ideología liberal en las instituciones académicas.
La revisión de las acusaciones de plagio contra Gay, realizada tanto por activistas conservadores como por un comité de Harvard, señaló deficiencias en las citas académicas. Aunque reconocieron “lenguaje duplicado”, concluyeron que los errores “no se consideraron intencionales o negligentes”.
No obstante, su renuncia destaca cómo los presidentes de universidades a menudo enfrentan un escrutinio elevado, y muchos líderes han caído debido a escándalos de plagio. La presidenta Irene Mulvey de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios expresó su preocupación de que las investigaciones de plagio puedan ser “armas” para perseguir una agenda política.
Fuente: Metro World News