Desde el inicio de la pandemia de coronavirus hace más de tres años, se han descubierto diversas cepas nuevas. Algunas han sido motivo de preocupación mínima, afectándonos de manera similar a un resfriado común, mientras que otras, como la variante ómicron, han suscitado temores entre los expertos, especialmente a medida que se incrementa el número de infecciones.
El virus continúa mutando, dando origen a nuevas cepas y generando nuevas inquietudes. Durante este verano, el Reino Unido se vio afectado por las variantes Eris y Pirola. En la actualidad, los ciudadanos británicos enfrentan la amenaza de una nueva variante, a la que los expertos han apodado el “nieto” de ómicron.
Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la variante HV.1 es la más predominante en Estados Unidos, representando una cuarta parte de todos los casos, según informó el Express. Eris, también conocida como EG.5, constituye aproximadamente el 22% de los casos.
Matthew Binnicker, director de virología clínica en la Clínica Mayo, explicó cómo estas cepas comparten algunas similitudes con ómicron. No obstante, existen diferencias entre ambas, “y la mayoría de esas mutaciones están haciendo que el virus, incluida HV.1, se propague de manera más eficiente de persona a persona”, según Binnicker.
Los síntomas de esta variante son bastante parecidos a lo que se ha visto el pasado, siendo los más comunes:
1. Dolor de garganta
2. Congestión o secreción nasal
3. Nariz mocosa
4. Tos
5. Fatiga
6. Dolor de cabeza
7. Dolores musculares
8. Fiebre o escalofríos.
En declaraciones a Today.com, el Dr. William Schaffner, profesor de enfermedades infecciosas en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, también destacó la contagiosidad de la variante HV.1. Él afirmó: “Casi podríamos pensar en HV.1 como un nieto de ómicron. Una de las características de toda esta familia ómicron es que son altamente transmisibles”.
Según la AARP, el Dr. Binnicker recomendó vacunarse contra el Covid para protegerse mejor de una infección grave que podría resultar en hospitalización o incluso la muerte. Sin embargo, la adhesión a la dosis de refuerzo en otoño en Estados Unidos ha sido baja, con una encuesta que muestra que solo el 7% de los estadounidenses la han recibido.
Fuente: METRO WORLD NEWS