Los estadounidenses darán un paso hacia adelante en el tiempo mañana, domingo, al ajustar millones de relojes en todo el país para dar inicio al “Daylight Saving Time” (DST, por sus siglas en inglés), una práctica que marca el comienzo del horario de verano.
El DST, que generalmente comienza el segundo domingo de marzo y termina el primer domingo de noviembre como establece la “Ley de Política Energética de 2005″, es una práctica que consiste en adelantar una hora los relojes.
El horario modificado, el cual tendrá duración de aproximadamente ocho meses, comenzará a las 02:00 a.m. Luego, el 3 de noviembre de 2024, los ciudadanos deberán atrasar los relojes una hora nuevamente.
La idea del horario de verano se atribuye al inventor y político estadounidense, Benjamin Franklin, quien sugirió por primera vez la idea en 1784.
En un ensayo titulado “An Economical Project”, Franklin dijo que adelantar los relojes en verano podría ahorrar velas al aprovechar mejor la luz solar durante las tardes. Sin embargo, la implementación moderna del DST comenzó durante la Primera Guerra Mundial como una medida de ahorro de energía.
La nación empezó a ajustar su reloj en 1918, y hasta la fecha es un tema controversial. Algunos estudios sugieren que el cambio de hora puede provocar problemas de salud y confusión, así como daños al medio ambiente.
Aunque la mayoría de los estados de Estados Unidos observan el horario de verano, hay algunas excepciones. Por ejemplo, Arizona —excepto en la Reserva de la Nación Navajo— y Hawái optan por no participar en el horario de verano.
Otros territorios estadounidenses que tampoco cambian la hora son: Puerto Rico, las Islas Vírgenes, las Islas Marianas del Norte, Guam y Samoa Americana.
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