El Mundo
Publicado el enero 20, 2021 | 11:29 pm

Florida, la nueva morada de Trump tras dejar el poder

El 45º presidente de Estados Unidos dejó la Casa Blanca a las 8.16 de la mañana (hora local). Despegó en el helicóptero Marine One desde los jardines de la residencia, y dio una última vuelta como mandatario por la capital, que puso patas arriba durante 1.460 días a golpe de tuits, de camino a la base militar Andrews, donde abordó por última vez el Air Force One junto a su esposa Melania y su hijo menor, Barron Trump

El hombre que llegó a Washington con la promesa de poner fin a la “masacre estadounidense” (American carnage) abandonó el poder tras cuatro años tumultuosos. “¿Qué más hay que decir?”, se preguntaba Trump antes de abordar el avión que lo llevó a su retiro en Florida.

El paseo marítimo se llama Ocean Boulevard, aunque es más conocido como la milla de los multimillonarios. Más que un paseo es una carretera de dos carriles por donde desfilan con parsimonia playera jaguares clásicos y corvettes descapotables. Los conductores son hombres blancos de mediana edad, patricios de envidiable media melena canosa y bronceado a lo Richard Gere en American Gigolo. Si miran a un lado tienen el agua del Atlántico. Al otro, sus villas coloniales y mansiones estilo imperio, reseñó El País.

En Palm Beach, una isla al sur de Florida, están las residencias de verano de algunos de los hombres más ricos del planeta. La mayoría, magnates discretos del mundo de las finanzas y los negocios inmobiliarios, dueños de casinos y equipos de fútbol americano. En los años ochenta, Donald Trump también compró en este carísimo pedazo de tierra una mansión que convirtió en un elitista club privado. A partir de este miércoles, fuera ya de la Casa Blanca, se convertirá en su residencia oficial, diciendo adiós también a sus polémicas andanzas por la Quinta Avenida de Nueva York.

Los pocos humanos no motorizados que deambulan por el paseo de los multimillonarios corren a trote ligero con ropa deportiva y los auriculares puestos. Pocos se detienen a responder preguntas. Los únicos que conceden algo son turistas. Suart Miller, de 59 años, es neoyorquino y constructor como Trump y ha venido a ver a unos familiares.

Este es el lugar más seguro y hermoso del mundo. Por eso, la gente viene huyendo de los demonios comunistas de Nueva York. Yo le entiendo y también haría lo mismo si pudiera”.

Trump sí puede, pero su huida está siendo estruendosa. Con un puñado de investigaciones judiciales abiertas en Manhattan, el gobernador demócrata Andrew M. Cuomo lo declaró hace dos años persona non grata en Nueva York. La tensión siguió creciendo con su desquiciado enroque al acusar de fraudulenta la victoria de Joe Biden, hasta alcanzar el clímax con su arenga a los asaltantes del Capitolio hace dos semanas a manos de sus seguidores más ultras.

Los últimos acontecimientos han dejado a Trump más solo y debilitado que nunca. Expulsado de las redes sociales, desacreditado por otros mandatarios internacionales, con un segundo proceso de destitución abierto en el Congreso, repudiado incluso por el establishment republicano y abandonado también por aliados clásicos como la cadena conservadora Fox.

El primer presidente neoyorquino desde el demócrata Theodore Roosevelt ha decidido escapar de la Gran Manzana y ha elegido el mismo refugio que el único presidente en la historia de país que ha dimitido, el republicano Richard Nixon. Ese destino es Florida, una especie de arcadia capitalista, el dorado republicano que desde hace más de 25 años no ha visto un gobernador demócrata. El Estado clave que decantó la balanza en 2016 en su batalla contra Hillary Clinton y donde el año pasado el magnate volvió a vencer casi triplicando la diferencia de votos con su oponente.

Trump se muda al sur de Florida, a menos de hora y media en coche de Miami, la capital del espectáculo y la cultura kitsch, con permiso de Las Vegas. La tierra del pelotazo inmobiliario y el retiro de elefantes para famosos y multimillonarios. Donde los disparates negacionistas de la Covid-19 provocaron que el Estado (21 millones de habitantes) tuviera en julio más contagios que España e Italia, que juntas suman 107 millones de habitantes.

Fuente: Globovisión