El país|Opinión
Publicado el enero 26, 2022 | 8:28 pm

El día que David Ortiz le devolvió la esperanza a Boston

Por Kelvin de la Cruz

Cuando la tarde del 15 de abril del año 2013, ocurrió el atentado en la ciudad de Boston, del estado Massachusetts, la maratón estaba cumpliendo 116 años.

Como cada mes de abril desde su primera organización en 1897, esta carrera se convirtió en una de las más antiguas del mundo y la segunda en importancia en Estados Unidos, después de la de Nueva York.

Ese lunes, la competencia inició sin ningún contratiempo y mucho menos amenazada de terrorismo. Más de 5,700 corredores se habían preparado por más de un año y viajaron de diferentes ciudades, incluso de otros países para participar del evento que reunía a toda la familia.

Pasadas las dos de la tarde ya el primer corredor había alcanzado la meta y los demás atacaban el paso para cumplir el objetivo trazado. Pero un hecho estaba a punto de ocurrir, el cual no solo llenaría de luto y dolor a muchas familias, sino, que impondría el miedo y terror en toda ciudad.

El reloj marcaba las 2:49 de la tarde cuando detonaron las primeras dos bombas. Estas explosiones cambiaron el panorama y todo se convirtió en un caos. Las autoridades de Boston informaron que tres personas habían fallecido, entre ellas un niño de ocho años y más de 260 personas resultaron heridas.

Mientras esos acontecimientos sucedían, David Ortiz quien era una súper estrella del béisbol de Grandes Ligas y pertenecía a Los Media Rojas de Boston, veía desde su casa la noticia por televisión. Observaba como el miedo y el terror se apoderó de su ciudad.

El 20 de abril, 5 días después, antes de iniciar el primer partido de béisbol tras los atentados, el equipo de Boston Red Sox decidió rendir un tributo en el Fenway Park a los fallecidos, heridos y a las autoridades de la ciudad.

Aquel estadio lleno de fanáticos, más que ir a disfrutar de un partido de béisbol parecía un funeral. La gente se veía triste, con pena y miedo.

Fue entonces que David Ortiz selló su inmortalidad para los bostonianos y para muchos estadounidenses. El nativo de República Dominicana tomó el micrófono y pronunció un breve, pero contundente discurso que le devolvieron a Boston la esperanza, la alegría y el coraje de seguir adelante, gracias a la fuerza de las siguientes palabras dichas por Ortiz.

“Esta es nuestra maldita ciudad, y nadie va a dictar nuestra libertad. Manténganse fuertes”.

Aquel estadio se puso de pie y se vino abajo en aplausos, mientras las lágrimas fruto de las emociones a flor de piel corrían por miles de rostros.

El mensaje de David Ortiz fue tan poderoso, que años después el presidente de Estados Unidos Barack Obama dijo lo siguiente “Uno de mis momentos de mayor orgullo como presidente fue ver la respuesta de Boston después del (ataque) de la maratón y cuando Ortiz salió y dijo, probablemente la única vez que Estados Unidos no tuvo un problema con maldecir en la televisión en vivo, cuando él hablaba de lo fuerte que estaba Boston y no iba a dejarse intimidar “.

David sin saberlo le devolvió a Boston su orgullo, esperanza y fe en que debía levantarse de sus cenizas.

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