A medida que se acerca la contienda presidencial del próximo 5 de noviembre, la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump adoptan estrategias muy diferentes para dinamizar las coaliciones que necesitan para ganar. Ambos hacen apuestas que pueden resultar proféticas o desacertadas.
En esta recta final de la campaña, el equipo de Trump ha abandonado en gran medida los esfuerzos tradicionales para ampliar su mensaje para llegar a los votantes moderados, centrándose en cambio en dinamizar su base de partidarios apasionados y hacer que los votantes poco propensos a votar, especialmente los hombres jóvenes de todos los espectros voten. Para ello, dirige palabras duras y eventos destinados a llamar la atención en internet.
Harris, por su parte, está optando una estrategia más tradicional que incluye todo lo anterior y que apunta a la pequeña porción de votantes indecisos que quedan, especialmente los moderados, los habitantes de los suburbios con educación universitaria y las mujeres de todas las razas y niveles educativos. Más que Trump, va tras las mujeres republicanas que pueden haber apoyado a su rival Nikki Haley en las primarias del partido conservador este año y que están insatisfechas con el expresidente.
“Son todas piezas de un rompecabezas muy complejo (…) Todo esto sería un ejercicio más sencillo si uno puede centrarse solo en una cohorte de votantes. No se puede. Y hay que asegurarse de saber que se está haciendo lo suficientemente bien con todos ellos para que, cuando se sumen todos los datos, la suma sea del 50%”, señaló esta semana el asesor principal de campaña de Harris, David Plouffe.
Entretanto, la campaña de Trump indica que los esfuerzos por maximizar la participación de la base incondicional de Trump no significan que esté ignorando a los votantes indecisos, incluso si no está adaptando un mensaje diferente para llegar a ellos.
“Creo que hay un malentendido sobre lo que motiva a esas personas (…) Quiero decir, el hecho es que la economía está motivando a esas personas. Esas personas piensan abrumadoramente que están peor que hace cuatro años… Entonces la pregunta es: ¿quién está mejor preparado para solucionarlo?”, afirmó el director político de Trump, James Blair.Estrategias divergentes subrayan marcadas diferencias en personalidad y política
Harris, exsenadora de California que podría convertirse en la primera mujer presidenta, ha prometido incluir a un republicano en su gabinete, al tiempo que prioriza los esfuerzos para proteger la democracia, los derechos reproductivos y la clase media.
Trump, exmandatario, ha prometido luchar también por la clase trabajadora. Asimismo, ha prometido una campaña de represalia contra sus “enemigos” políticos con una Administración repleta de leales.
Pero hay un punto en el que ambos bandos están de acuerdo: la elección se decidirá por los votantes de solo siete estados clave, un mapa político que no ha cambiado significativamente ni se ha reducido a medida que se acerca el día de las elecciones. Son: Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte.
Un asesor de Harris, que habló bajo condición de anonimato para poder comentar sobre la estrategia interna, describió la situación como “aún terriblemente reñida en los siete estados”.
Trump rechaza el tradicional giro hacia el centro. Y habla en gran medida a su base republicana leal a expensas de los votantes moderados, especialmente las mujeres de los suburbios. Además, salpica sus mítines con blasfemias, insultos personales contra Harris y una ominosa referencia a “enemigos internos”, destacan los expertos.El líder republicano ha afirmado repetidamente durante la última semana que demócratas como la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el representante Adam Schiff, demócrata por California, representan una amenaza más grave para Estados Unidos que China y Rusia.
Trump también ha rechazado oportunidades recientes de hablar ante audiencias más tradicionales, no asistiendo una entrevista con el popular programa 60 Minutes de ‘CBS’ y negándose a debatir con Harris por segunda vez a menos que fuera moderado por ‘Fox News’, hogar de varios de sus presentadores conservadores favoritos.
En cambio, su campaña está programando apariciones en podcasts y programas en internet dirigidos a hombres jóvenes, especialmente hispanos y negros, de clase trabajadora, que generalmente votan con menos frecuencia y tienden a favorecer a los demócratas.
El expresidente ha asistido a eventos deportivos, incluidas peleas de artes marciales mixtas y partidos de fútbol, lo que lo pone frente a audiencias que normalmente no interactúan con los medios de comunicación tradicionales.
Fuente: AP