Cultura
Publicado el mayo 25, 2021 | 4:45 pm

Menos cantidad y más calidad: un nuevo modelo cultural para internet

BARCELONA .- Filmin, la plataforma audiovisual española especializada en producciones independientes, se ha convertido en mi proveedor principal de películas y series. En su catálogo hay más de 15.000 obras audiovisuales, todas exquisitamente seleccionadas.

Pero al parecer no son suficientes. A finales del año pasado, la empresa decidió que necesitaba una fuerte inyección económica para poder ser competitiva: la mayor parte de sus acciones pasaron a ser propiedad de dos fondos de inversión riesgo.

Su evolución imita la de la gran mayoría de las plataformas de contenidos y redes sociales. Son archivos que no cesan de ampliarse. Al contrario que Filmin, a menudo sin sentido.

Pensemos en LinkedIn, una red social que nació como intermediaria entre empresas y posibles empleados. Ahora, en vez de buscar trabajo para poder trabajar, sus usuarios trabajan gratis —escribiendo textos, diseñando historias, dialogando con otros profesionales— para conseguir trabajo. La compañía no cesa de acumular contenido.

Tanto las plataformas audiovisuales (Amazon Prime Video, Netflix o Disney+) como las sociales y de publicación (Medium, Twitch o Instagram) coinciden en ese modelo de crecimiento. Se ha contagiado a las dimensiones virtuales de los museos, las librerías o las universidades. También estos han empezado a almacenar innumerables archivos y registros de todo tipo de actividades.

Contra el más es más de Mark Zuckerberg o Jeff Bezos, recuperemos el menos es más. Las pequeñas plataformas culturales tienen que diferenciarse de las grandes plataformas corporativas, porque sus razones de estar y de ser son radicalmente distintas.

Deben hacerlo al menos en tres rasgos fundamentales: su esencia generosa y abierta a las alianzas, con ánimo festivo; su defensa de la tradición y la curaduría; y su fe en la calidad, en tiempos de veneración por la cantidad.

Mientras que Google diseña los resultados de tus búsquedas para que no sea necesario acceder al link que acabaría de satisfacer tu curiosidad (como el de Wikipedia); o mientras que YouTube carga automáticamente el siguiente vídeo para mantenerte dentro de los dominios de su algoritmo, las plataformas culturales alimentan la conexión, invitan al enlace, construyen su marca en diálogo con otros agentes —productoras, editoriales, medios— que constituyen el ecosistema al que pertenecen. Al potenciarlos, se vuelven ellas mismas más poderosas.

Fuente: The New York Times