París, EFE.- El 15 de abril del 2019 la ciudad de París, Francia, se paralizó cuando vio arder en llamas uno de sus monumentos arquitectónicos más importante, mientras el resto del mundo fue testigo del siniestro a través de las pantallas de la televisión y redes sociales. La catedral Notre Dame, un histórico patrimonio protegido por la UNESCO con más de 850 años de antigüedad casi se reduce a cenizas.
Este viernes se reveló una catedral diáfana de muros blanqueados y resplandecientes.
La nueva apariencia de Notre Dame quedó a la vista pública durante la visita final del presidente francés, Emmanuel Macron, a las obras de reconstrucción antes de su reapertura, el 7 de diciembre.
“Está a la vez reparada, reinventada y reconstruida”, declaró el jefe de Estado al entrar en el majestuoso edificio junto a su esposa, Brigitte Macron, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y el arzobispo de París, Laurent Ulrich, entre otras autoridades.
Macron resaltó que el templo gótico le resulta ahora mucho “más hospitalario”, gracias a la piedra blanqueada, que antes del incendio del 15 de abril de 2019.
“Lo que me ha impresionado es la claridad”, apuntó por su parte la ministra de Cultura francesa, Rachida Dati, en conversación con una igualmente asombrada Brigitte Macron.
A continuación, las autoridades deambularon primero por la nave, cuyo techo cedió en 2019 a consecuencia del fuego, y por el resto de del templo gótico.
Aparecieron así tanto los nuevos elementos -por ejemplo, una moderna y sobria mesa para el altar-, como las obras de arte originales que se salvaron de la destrucción prácticamente de milagro, en especial la estatua de Nuestra Señora de París -una Virgen María con el Niño Jesús en brazos-, considerada la más icónica de la catedral.
La reconstrucción, en la que han participado más de 2.000 trabajadores y 250 empresas a lo largo de estos cinco años, ha dejado Notre Dame esencialmente fiel a su configuración precedente, aunque se han hecho modificaciones para elevar los estándares de seguridad y poder evitar siniestros como el de abril de 2019.
La emblemática aguja sobre el crucero es parte de los componentes que se han reconstruido siguiendo el modelo original, pero otros como las vidrieras van a ser actualizadas, no sin polémica, siguiendo cánones más contemporáneos.
Durante esta última visita presidencial a las obras, de unas dos horas en total, Macron tenía previsto pronunciar un breve discurso y saludar a muchos de los implicados en este macroproyecto.
Unos 1.300 de ellos estaban presentes este viernes en el recinto de la catedral, avanzaron fuentes del Elíseo. Entre ellos no solo había trabajadores y expertos, sino también muchos de los donantes que contribuyeron financieramente a la restauración.
El proyecto ha contado con un presupuesto de 700 millones de euros y aunque la gran reinauguración oficial se realizará el 7 de diciembre -seguida, el día 8, de una reapertura al público con una misa por la mañana y otra por la tarde-, las obras en Notre Dame deberán continuar hasta 2030.